El precio de ser diferente...

Antes que nada me disculpo si no escribo bien, bajo otras circunstancias eso me ha importado muy poco, pero para esta serie, de historias o cuentos, supongo que el énfasis de mis palabras si debería ser importante, como sea, espero poder hacerme entender, y, si alguno no comprende puede decirlo abiertamente.

Esta primer historia la cuento por ser algo que recuerdo ocurrió hace muy poco, bueno el hecho de escucharla, la historia no se cuando ocurrió y si ocurrió realmente, solo cuento lo que escuche de boca que alguien me contó, después de todo vivimos en un país donde todo es posible...

Ocurrió una mañana mientras esperaba la hora de visita, atareado por los recientes acontecimientos en la vida de mi hermano, su frase hizo eco en mi cabeza y me llevó a reflexionar, en sus actos...

¿Podría el ser mi sobrino?, las acciones a las que se refirió en aquella mañana triste, eran semejantes a otras cometidas por mi ¡infame hermano! -que ahora se encontraba grave (víctima de un "asalto"). Acaso tenía yo derecho de preguntar el nombre de su padre, ¿que haría de ser el mismo?, podría yo decirle a mi fatigada cuñada, que su marido a parte de la aventura que había tenido recientemente (y que le había valido la hospitalización), era además el padre de ese joven, sí era joven.

Sería acaso que mi cuñada no comprendía los hechos, acaso era posible que no entendiera que no lo saltaron, hasta mis sobrinos en su velado silencio y las ganas de no verlo ya lo habían intuido...

Ahí estaba sentado, conversando con otra mujer que podría ser su hermana mayor, una joven (en relación a mi edad, todos me parecen jóvenes), por su acento intuí que eran gente de la capital, lo que me parecía más extraño, porque eso que decía el muchacho aquel, parecía algo más de pueblo, lo que confirmaba mis sospechas, de que Federico -mi hermano- fuera su padre, sin embargo por los hechos, no podía ser sus hijos -los que yo conocía- tendrían su edad más o menos y para que pudiera ser su padre, el no podría haber vivido...

La cosa era más o menos así...

... yo le pedí dinero a mi papá, para comprar un lápiz; al llegar a la papelería observe que había muchos con gomas rosas, lapices "normales" del dos y medio, ¡pero de pronto!, ahí atrás, escondido casi, había uno con goma blanca, de un color diferente -más amarillo...
...al día siguiente cuando le pedí ayuda a mi padre con un dibujo para la escuela, me pidió mi lápiz, cuando se lo entregue su primera pregunta fue -¿donde esta el lápiz que te compré? (recuerdo que dijo algo como darte dinero para que compres algo y comprártelo no son la misma cosa)
-es ese
-no me vengas con chingaderas! este tiene la goma blanca, ¿de donde lo sacaste?, !de seguro se lo robaste a alguien de tu escuela!, ¡piche ratero!
-no de verdad es mio, lo compre así porque me gusto la goma!...

La escena que describió después de eso se me hizo difícil de asimilar, pero al mismo tiempo me recordaban los actos cobardes y violentos de mi hermano hacia mis sobrinos, por lo que supe no termino la frase por una cachetada que interrumpió el discurso seguido de una golpiza a puño cerrado y patadas, que fue interrumpida por...

A mi edad recordar los detalles no se me da, pero si se que mi hermano ese día no fue asaltado, ¡soy viejo no pendejo!, ¡no hubo llamada!, ¡nadie sabe en que micro venía!, o como fue que llegó al hospital, solo un disparo en el hombro, que fracturó su clavícula y perforó un pulmón, ¡que chingaderas!, ¿porque mi cuñada es tan pendeja?...

Es hora de visita, voy a hablar con ese cabrón, aunque no me responda se lo voy a decir, ¡que se chingue!, le voy a decir que le contaré todo a su vieja, ¡ya va siendo hora!, que se entere de Lucresia, ¡de su otro pinche departamento!, ¡de la casa chica!...

¿A ver?, ¿que me va a decir el muy pendejo? jaja
Como si no supiera ya mi cuñada, si hasta sus hijos lo saben, si no son pendejos, aunque este ojete les parta la madre cada tercer día el muy cabrón, ellos lo saben...

Es esa pinche frase lo que sigue dándome vueltas en la cabeza, esa pinche frase del que me gusto pa su medio hermano de mis sobrinos, mi sobrino pues!, es por eso que le voy a decir a este pendejo y a su vieja, pa que lo dejen solo como el perro que es, aunque solo quede yo pa cuidarlo, después de todo eso fue lo que me dijo mi jefecita -hay te encargo a Federico...

...ese día comprendí que ser diferente tiene su precio, pero también comprendí que a pesar de la madriza, del hocico con sangre, de la espalda morada y molida por los golpes, yo quería seguir siendo diferente y no tener una pinche goma rosa...

ya es la hora, ¡que se chingue!, ¡pinche Federico!.

Comentarios

  1. La historia me indigno en verdad; sigo preguntándome si de verdad podemos llamar humanos a seres así, lo que si me queda claro es porque se gano la madriza llamar "mentirosos" a los "mayores" es la condena, no solo en las familias, también en el trabajo, política, sociedad, etc...

    En México y América Latina el contradecir a alguien que tiene una mejor posición que tu en el tema que sea, es ganarte en el mejor de los casos un chingadazo, porque en otros sufres de difamación, calumnias, intriga, criticas, despidos, etc, etc.

    Pero por otra parte el anciano tiene la razón a mi también esa frase me ha estado calentando la cabeza, quizá esa es en el fondo la razón por la que escribí el post anterior...

    Ella también era diferente...

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